Sentencias que se devuelven

19:08

Había tenido un día difícil, o quizás un par de ellos; y como siempre en esas ocasiones busco refugio en las páginas de un libro. Entonces, la tarea de seleccionar una historia que te haga olvidarte de los problemas o quizás simplemente dimensionarlos, y descomponerlos hasta resolverlos, se vuelve una decisión tan importante como el "sí quiero" ante el altar o el "renuncio" en el trabajo.

En ese ir y venir, en el rodar iconos en mi kindle y no encontrar nada que me llame, encontré a Maldita, una novela de Mercedes Pinto Maldonado (@MercedesPintoM).

Aún ahora, pasadas varias horas de terminarla, sigo emocionada por la historia. Hace mucho que una historia no me tocaba a un nivel emocional tan profundo; esto fue causa de reflexión (mucha), de llanto (también mucho), pero también de levantar un poco mi golpeada fe en la humanidad. Ahora les explico la razón.

Esta novela se centra en la vida de Lucía; una niña que fue rechazada por su padre desde antes de su nacimiento y que fue condenada, por un montón de circunstancias absurdas, a vivir su vida en soledad. Y bien, que decimos que las personas no estamos completamente solos nunca... y es cierto, pero a veces aunque nos rodee mucha gente, la sensación de soledad está allí: en la ausencia del abrazo de tus padres, cuando no llega el beso de las buenas noches, cuando no hablas porque no tienes con quién hacerlo, cuando tu único escudo contra un mundo cruel y egoísta es una muñeca de trapo y una mantita rosa.

Cómo puede ser ciega la gente a veces, que por el orgullo deja pasar las oportunidades de descubrir lo maravillosa que es esa persona que está a tu lado y que es parte de ti; allí, a un par de puertas y un pasillo de distancia. En esa casucha vieja, encerrada como un perrito sin dueño. 

Aunque a falta de padre, la vida le dio a Lucía un Ángel y un Pedro; una Herminia y luego a una abuela Ana. Ellos estuvieron dispuestos a abrir los ojos y admirar ese prodigio capaz de recrear la música de su mente con apenas técnica pero con una voluntad inquebrantable. 

Es que a esta niña le habían querido robar hasta el nombre llamándola Maldita. Eso me indignó terriblemente, y detesté mucho a un par de personajes... pero es que yo soy así, sufro con los personajes de las novelas como si se tratara de gente real.

Comentaba anoche, apenas cerré el libro que se trataba de una de las historias más triste que he leído; pero también de las más hermosas. Dicen que en las dificultades los afectos y el carácter se miden; y cuando mi esperanza en un final feliz para Lucía casi se pierde, el destino (Dios, Zeus, Alá o como prefiera) jugó sus cartas para premiar ese ángel que fue una luz en la oscuridad, y darle consuelo a un alma triste que sobrevivió a las horas más oscuras sin perder la inocencia. 

Lo que les dejo acá no es una reseña literaria; son pensamientos al azar sobre una novela que tocó mi corazón de una manera que no puedo explicar con palabras (aunque siempre presuma de tener las correctas para cada ocasión). No puedo racionalizar mis sentimientos o darle puntuación al arte, es difícil. Pero si de algo les sirve mi experiencia, apuesten por este texto. 

Llamé a este post "Sentencias que se devuelven", porque eso pasa con las maldiciones. Para explicar esto tendría que hacerles un poco de spoiler, pero yo no hago lo que no me gusta que me hagan... así que vayan, compren la novela y lean. 

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