¡Por la Madre Rusia! (sobre "Tres días en Moscú" de Erika Fiorucci)

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Hace una semana que quiero hacer esta entrada, así que decidí robarme unos minutos para compartirles mi experiencia con “Tres días en Moscú” de Erika Fiorucci. Este libro es la secuela de “Cuatro días en Londres”, que leí en algún momento el año pasado y gracias al que conocí a esta autora.

En la entrega anterior conocemos a Marianne Cabani, una periodista que atraviesa un mal momento en su trabajo y que por sugerencia de su amiga se toma unas pequeñas vacaciones en el viejo continente. Ese viaje añade un par de personajes bastante interesantes a la trama. En primer lugar, mi muy querido Sergei Petrov; él es un bailarín clásico conocido como “el chico malo del ballet” y es uno de mis personajes favoritos de la historia por muchas razones (que no voy a explicar para que vayan y lean el libro). Luego tenemos a Vadim Chekov, que es un empresario ruso; es el mejor amigo de Sergei y pronto se convierte en alguien importante en la vida de Marianne. Esta parejita tiene un desencuentro brutal y para la parte final de la novela intercambian la bandera blanca, pero nos quedamos entonces con el “¿y ahora qué?”

De allí “Tres días en Moscú”, una historia en donde nos damos cuenta que no todas las historias de amor tienen porque ser un “cuento de hadas” y que no todas las chicas queremos ser las princesas en apuros.
Siempre me sentí muy identificada con Marianne. Como profesional buscaba su lugar en el mundo, y como mujer buscaba un compañero (no un apoyo o muleta, menos un patrocinante… miren que eso se lee bien feo). Quizás es bastante tozuda, pero Vadim tampoco es ninguna mantequilla (para los que no entienden la expresión, en mi país la usamos para referirnos a personas cuyo trato/personalidad no es fácil de manejar).

Entonces sí resulta interesante ver cómo dos personas que pertenecen a realidades tan distintas, y con visiones tan particulares, buscan un punto medio para desarrollar su relación de pareja. Insisto en no dar detalles del asunto para no hacerle spoilers a quienes aún no leen la novela.

Mi personaje favorito en #3DEM vuelve a ser Sergei. La madurez que ha alcanzado y su personalidad chispeante me atraparon totalmente; obviamente él no despertó un día siendo un adulto responsable y centrado, sino que pasó por muchas dificultades para llegar allí. Como humano algunas veces fue débil, pero tuvo la fortaleza para levantarse tras la caída y seguir adelante. Lo amé por eso.

El epílogo de #3DEM me hizo suspirar por una posible novela centrada solo en mi bailarín (?) así que cruzo mis dedos para que mi deseo se haga realidad.
Cierro la entrada con mi invitación a comprar la “Tres días en Moscú”, a leerla y si gustan, también a comentarla.

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